Casi la mitad de la juventud ex tutelada inicia su vida independiente en una situación precaria

Para que la juventud ex tutelada pueda disfrutar de una igualdad real de oportunidades es imprescindible aumentar su protección hasta los 25 años. Esta es la principal conclusión de la investigación que hemos realizado desde Red Jóvenes e Inclusión, cuyos resultados presentamos el 29 de febrero en nuestro II Encuentro sobre Emancipación y Juventud en riesgo, celebrado en Palma de Mallorca.

El proyecto Análisis y mejora de los procesos de intervención para la emancipación de la juventud en dificultad social nació para dar respuesta a una necesidad: no existía en España ningún estudio riguroso que permitiese saber cómo es la vida de los y las jóvenes ex tutelados, años después de su salida del sistema de protección de menores.

En nuestro segundo gran evento para el debate, celebrado esta vez en Palma bajo organización de Fundació Natzaret, hemos presentado los resultados de este estudio y también las medidas a las que estos datos obligan. “Queríamos saber si el sistema estaba funcionando, si los chicos y chicas estaban recibiendo las herramientas necesarias para afrontar su emancipación con garantías”, afirmó el portavoz de la Red y presidente del comité organizador, Carlos Rosón, al introducir la sesión.

La investigación ha determinado que casi la mitad de la juventud ex tutelada –un 46,9%- ha dado su salto a la vida independiente en una situación de precariedad económica y laboral, que se ve agravada por la falta de apoyo social y a carencias en su formación.

Ampliación de la protección hasta los 25 años

Estos datos son el origen de la principal reivindicación de la Red Jóvenes e Inclusión: es preciso que todas las comunidades autónomas amplíen su protección a la juventud tutelada hasta los 25 años de edad.

Ciertas autonomías ya cuentan con programas que prolongan el apoyo más allá de la mayoría de edad. Sin embargo, otras todavía abocan a estas chicas y chicos a emanciparse forzosamente nada más cumplir los 18 años. Por ello es necesario crear un marco legal que garantice esa protección y una normativa común para todas las autonomías.

Para que la juventud ex tutelada pueda disfrutar de una igualdad real de oportunidades es imprescindible aumentar su protección hasta los 25 años.

La investigación también demuestra que contar con buenos programas de apoyo a la emancipación acerca a la juventud tutelada a una igualdad real de oportunidades. Allí donde existen programas de este tipo, como Baleares, Cataluña o Galicia, se minimiza la desventaja social de estos chicos y chicas con respecto a la juventud que sí cuenta con apoyo familiar.

Una “minisociedad” con necesidad de apoyos

En Palma contamos con la participación de cinco jóvenes ex tutelados de distintos puntos del Estado. Sus testimonios reafirmaron la necesidad de contar con programas de apoyo a la emancipación y de ampliar la duración y cobertura de los mismos.

“Sales del centro y pierdes una parte de tu familia”, relataba Toni García, ex participante de Baleares, que reclamaba más tiempo después de la mayoría de edad para que jóvenes como él puedan tener mejores oportunidades de emancipación.

Ese “salto al vacío”, tal como lo denominó José Antonio Sánchez, joven ex tutelado de Galicia, se vive con miedo porque “cuando cumples los 18 y sales del centro te falta madurez y conocer la realidad del mundo”.

El propio José Antonio Sánchez afirmó que “somos una minisociedad y tenemos que hacernos escuchar”, a propósito de lo poco visible que es la juventud tutelada y ex tutelada para el resto de la población. Todavía permanecen prejuicios sociales que añaden un plus de dificultad a su inclusión social y laboral. “Cuando sales del centro no vas contándolo por lo que puedan pensar”, decía Miquela Adrover, ex tutelada de Baleares, “y cuando lo haces tienes que explicar que no estás ahí por tu culpa”.

Qué debe reunir un buen programa de apoyo

Para que un programa de apoyo a la emancipación sea bueno, desde Red Jóvenes e Inclusión entendemos que debe reunir al menos las siguientes características: cultivar la autonomía personal desde el inicio de la adolescencia; ofrecer una intervención individualizada para cada joven, estimulando su participación y toma de decisiones; buscar el apoyo de la familia en el proceso; crear líneas de trabajo para la integración comunitaria; desarrollar programas de mentoría social para encontrar apoyo adulto ajeno al sistema de protección; y evaluar la trayectoria de emancipación años después de que se produzca, contando para ello con los propios chicos y chicas.

Información en prensa

  • “El 46,9% de los ex tutelados llegan a la vida adulta de forma precaria”, El Mundo (1 de marzo de 2016). Consultar en pdf
  • “Los jóvenes extutelados de las Islas dispondrán de una renta social”, Última Hora (1 de marzo de 2016). Consultar en pdf